jueves, 29 de marzo de 2012

CARTA A LOS EFESIOS. II. EL MESÍAS, EJECUTOR DEL DESIGNIO DE UNIDAD: LA HUMANIDAD NUEVA. SITUACIÓN ANTERIOR. OBRA DEL MESÍAS. RESULTADO. 2,11-22.

             11Recordad por eso que antes vosotros, los paganos en el cuerpo -tratados de "incircuncisos" por los que se llamaban "circuncisos" (en el cuerpo y por mano de hombres)-, 12recordad que no teníais un Mesías, que estabais excluidos de la ciudadanía de Israel y erais ajenos a las alianzas, sin esperanza en la promesa ni Dios en el mundo.
             13Ahora, en cambio, gracias al Mesías Jesús, vosotros los que antes estabais lejos estáis cerca por la sangre del Mesías, 14porque él es nuestra paz: él, que de los dos pueblos hizo uno y derribó la barrera divisoria, la hostilidad, 15aboliendo en su vida mortal la ley de los minuciosos preceptos; así, con los dos, creó en sí mismo una humanidad nueva, estableciendo la paz, 16y a ambos, hechos un solo cuerpo, los reconcilió con Dios por medio de la cruz, matando en sí mismo la hostilidad.
           17Por eso su venida anunció la paz a los que estabais lejos y la paz a los que estaban cerca (Is 57,19), 18pues gracias a él unos y otros, por un mismo Espíritu, tenemos acceso al Padre.
           19Por tanto, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los consagrados y familia de Dios, 20pues fuisteis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, con el Mesías Jesús como piedra angular. 21Por obra suya la construcción se va levantando compacta, para formar un templo consagrado por el Señor; 22y también por obra suya vais entrando vosotros con los demás en esa construcción, para formar por el Espíritu una morada para Dios.

EXPLICACIÓN.

11-22.      La humanidad pagana, en el desamparo; Israel, privilegiado (11-12). Jesús Mesías acerca a los paganos y libera a Israel de su privilegio, que era su carga; se concretaba en la Ley, causa de división racial, religiosa y cultural, que aislaba a Israel en un intransigente particularismo. La muerte del Mesías a manos de la Ley sella el fin de ésta; cesa la hostilidad que ella causaba. La nueva humanidad, liberada de la Ley, barrera divisoria, integra a todos los pueblos y, unida, puede reconciliarse con Dios. El Espíritu, vínculo de unión entre los hombre y de éstos con el padre (13-18).

               La nueva humanidad unida, procedente de judíos y paganos, es la familia de Dios. Apóstoles y profetas, los carismas principales en la comunidad cristiana (Ef 4,11; cf. 1 Cor 12,28). El nuevo templo, la humanidad unificada por Jesús Mesías (piedra angular) y consagrada por el Espíritu (cf. 1 Pe 2,4-8) (19-22).

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